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No estamos solos

Las fundaciones sin ánimo de lucro, que se dedican a ayudar en materia de prevención y rutas de atención a personas con intenciones suicidas, son una alternativa para apaciguar el problema

Mayo 8 de 2020 

La Fundación con Significado de Vida es una de las instituciones que trabaja con la prevención del suicidio en la ciudad. Aunque apenas se constituyó en 2019, sus fundadores y colaboradores contribuyen a la disminución de esta conducta desde hace 15 años en niños, niñas y jóvenes de Medellín.  

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Gloria Piedrahita, su directora, cuenta que la fundación “nació con un grupo de trabajo, el cual conformamos debido a la situación tan alarmante en la ciudad con respecto a la conducta suicida que estaba en incremento. También con el fin de poder ser esa parte de ayuda, acompañamiento, apoyo y de cambio a nivel social”.  

 

A través de cinco campos de acción (educativo, investigativo, deportivo, psicoterapéutico, y artístico) buscan prevenir el suicidio y promover la vida. Cada área de trabajo tiene un programa liderado por diferentes profesionales, que se encargan de acompañar el proceso.

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La Fundación con Significado de Vida trabaja con la promoción artística para prevenir el suicidio. Foto: Fundación con Significado de Vida

Además, cuentan con un programa que se llama Promoción de vida, que consiste en “ir a las comunidades, convocar a los jóvenes para que creen canciones con sentido de vida y puedan generar motivación en todos ellos”, relata Piedrahita.  

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Otro de los programas que tiene la fundación es la Línea de Atención en Crisis: sentido de vida. En este se reciben llamadas para la atención psicológica, individual, de pareja o familiar que son remitidas a las profesiones en un lapso de 24 horas. En menos de una semana se programan citas con psicología, psiquiatría y un taller de factor protector, que se hace con familia y amigos. En total, el proceso dura seis meses; los primeros dos son de acompañamiento y luego de sensibilización en el aérea artística, que funcionan a modo de terapia. El objetivo es que la persona le encuentre un sentido a su vida.  

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“Uno de los factores que lleva a la persona a la conducta suicida es la desesperanza, sobre el futuro, sobre una estabilidad económica, sobre una estabilidad emocional, u otros factores como el consumo de sustancias psicoactivas o de alcohol. La idea es que al final del proceso de seis meses, la personas salga con un sentido de vida o una proyección de vida”, explica la directora.  

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Cuando el joven termina su proceso se le hace el ofrecimiento de hacer parte de la fundación bajo la función de “padrino” y ayudar a las personas que llegan por ayuda en cuanto a la conducta suicida. 

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Gracias al trabajo de campo y a los acercamientos que tienen los miembros con diferentes barrios de la ciudad, la fundación logra llegar a las comunidades. Tal es el caso de éxito que, según cuenta Piedrahita, “algunos de los profesionales que trabajan con nosotros y se encuentran en Estados Unidos, están implementando el modelo y algunas estrategias de las que manejamos aquí”. La idea es expandirse aún más, y contar con más alianzas, profesionales vinculados, y mayor alcance en el departamento.

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Uno de los ejemplos a nivel nacional que podrían complementar a la fundación en cuanto a su función, es la Fundación Sergio Urrego, que nació en Bogotá, luego del suicidio de este estudiante por matoneo y discriminación. La fundación, dirigida por la madre de Sergio, se dedica a trabajar para evitar la discriminación, y aunque su eje principal no es la prevención del suicidio, está dentro de su misión como fundación. Además, buscan llegar a ser un referente nacional en materia de prevención del suicidio y de la discriminación en niños, niñas y jóvenes. 

 

Sin embargo, a la Fundación con Significado de Vida, aún le falta un largo camino por recorrer, pues hasta hoy en día no tiene una sede física, y apenas cuenta con una oficina en donde se realizan consultas y atienden a la comunidad. Su idea es poderse ampliar y contar con un espacio en el que puedan ejecutar sus programas de acuerdo con las necesidades y exigencias para realizar actividades y talleres. 

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El alcance que las personas puedan tener de las organizaciones oficiales o no gubernamentales, para pedir cualquier tipo de atención referente a la conducta suicida, debería ser ideal. La salud mental es un problema real, y si desde nosotros mismos como sociedad, o desde las mismas instituciones no se promueve, el problema va a seguir. Por esto, cabe resaltar la importancia de fundaciones de este tipo en la ciudad y en el país, pues son el primer paso hacia un acercamiento social para la prevención del suicidio y el cuidado de la vida, no solo propia, sino de los que nos rodean.

Conclusiones

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