
VALENTÍA
‘Volver a vivir’ es un documental español que funciona a través de testimonios, historias y de la búsqueda de reconocer el duelo como fin mismo tras un acto suicida. En muchos productos audiovisuales el mensaje de estos dependerá, en gran manera, de la propia apreciación e interpretación que hayan hecho sus espectadores con respecto a lo que se les presenta. Sin embargo, y aunque en este caso también puede aplicar la fórmula anterior, el documental guía a los espectadores hacia un valor en común: la fortaleza.
Mucho se ha hablado frente al suicidio en cuanto a la fortaleza. No necesariamente como un aspecto positivo, sino frente a la ausencia de este valor, dado que no es raro oír comentarios como ‘si se suicidó, es porque era muy débil’ o ‘no era capaz de afrontar las cosas’. Aunque decir este tipo de cosas es algo que, lamentablemente, está muy normalizado, este documental en especial nos habla desde el lado opuesto. “Una persona que se suicida no es una persona cobarde”, es la manera como, desde los testimonios, el documental quiere mostrar que cada persona tiene una carga emocional particular, y los juicios negativos frente a una persona que se quita la vida, tienden a ser injustificados y errados.
Por otro lado, la finalidad de ‘Volver a vivir’ no es centrarse en el acto mismo del suicidio, ni de la persona que se quita la vida. Lo que se pretende desde el lenguaje y la conducción del documental, es generar una percepción de cómo los familiares de una persona que se quita la vida pueden afrontar esta situación, y de qué manera llevan el duelo. Esto, en sí, es otra muestra de fortaleza. No solo se trata de un acto de superación, que lo es, pues se trata de una experiencia traumática, también se trata de un acto de comprensión al otro. Comprender por qué una persona se quita la vida y no juzgarla por eso es, desde los testimonios, una forma de seguir amando a esa persona que ya no está en vida.
La forma de reconocer y afrontar el duelo tras la partida de un familiar, no es la misma cuando se trata de alguien que se ha quitado la vida. Fuera de eso, están los juicios y las malas actitudes de las personas externas a ese entorno, ya que no es la misma comprensión y empatía que cuando se trata de otro tipo de muerte. Por esto, se destaca en la producción el uso reiterativo de la palabra supervivientes, pues esta se refiere a “la otra víctima, no los que mueren, los suicidas, sino todas las personas a las que afecta para siempre la iniciativa del suicida” (Juan Carlos Pérez, en La mirada del suicida).